*La evaluación en la enseñanza no es un mandato, pero sí una exigencia de la sociedad. *El CAPEM acreditó este plan de estudios de la Unidad Cuajimalpa por su nivel de calidad
217-UAM|17 de junio de 2019. La Licenciatura en Matemáticas Aplicadas de la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) fue acreditada –para el periodo 2019-2024– al cumplir con los estándares establecidos por el Consejo de Acreditación de Programas Educativos en Matemáticas, A. C. (CAPEM), reconocido por el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior (Copaes).
El organismo evaluó al personal docente; la opinión de los alumnos; los métodos e instrumentos de revisión del aprendizaje; los servicios institucionales a la comunidad; las líneas y las actividades de investigación; la vinculación y la extensión universitarias; la normativa en la operación del programa; la conducción académico-administrativa; los procesos de planeación y evaluación, y la gestión financiera.
El doctor Adolfo Zamora Ramos, coordinador de la opción educativa que inició actividades en 2005, informó que la misma obtuvo el nivel dos en una examinación diagnóstica que emprendió en 2013 ante los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES).
Entre las fortalezas del programa despuntan una planta docente altamente habilitada; la actualización en 2018 del plan de estudios, y la garantía de que los alumnos alcancen la titulación mediante proyectos terminales, con la opción de concluir su formación en cuatros años o menos, con una educación socialmente responsable.
“El egresado es un profesional competente en conocimientos, herramientas y lenguaje matemático que le permiten dar solución a problemas reales a partir de un enfoque inter y multidisciplinario para desarrollar modelos en la materia, realizar análisis de datos y utilizar equipos computacionales”, indicó en entrevista.
Esta acreditación es relevante para la Licenciatura porque significa su reconocimiento como un plan educativo de calidad, dentro y fuera de México, y abre las puertas a los estudiantes a becas y esquemas de movilidad; el programa contiene un número considerable de unidades de enseñanza aprendizaje “con un componente de especialización muy alto en las áreas de computación, modelado matemático y aplicaciones de ciencia de datos, ésta última de gran impacto e interés”.
Los campos laborales para los egresados incluyen instituciones financieras, compañías de seguros, consultorías, centros de desarrollo tecnológico, organismos encargados de la preservación del medio ambiente y empresas farmacéuticas y de telecomunicaciones, entre otras ramas de la industria.
En la mayoría de los casos los graduados optan por cursar maestrías en computación, en matemáticas aplicadas y aun en física, según su desempeño e inquietudes personales, y en cuanto a movilidad “han elegido universidades de Argentina, Colombia, Noruega o Polonia, pues sus principales intereses están en el área económica, sobre todo las finanzas”.
La acreditación implica que la Licenciatura en Matemáticas Aplicadas cumple con los estándares de calidad en toda su estructura al ofrecer un programa actualizado, facilitar el ingreso a posgrados y promover la mejora continua de la educación para responder a las necesidades sociales.
La matrícula asciende a 124 jóvenes: 46 mujeres y 78 hombres; registra 48 egresados y una eficiencia terminal de 20 por ciento; cada trimestre es atendido por un promedio de 15 profesores de base con doctorado, de ellos 14 de tiempo completo y 11 pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores en los niveles candidato, I y II. Respecto de la infraestructura, en el quinto piso de la Unidad existen cinco laboratorios de cómputo para prácticas de docencia en redes y programación, así como otros cuatro espacios informáticos localizados en el sexto piso de uso general.
En la ceremonia de entrega de la constancia de acreditación –efectuada en la Sala de Consejo Académico de esa Unidad el pasado 11 de junio– el doctor Mauricio Sales Cruz dijo que la evaluación de la calidad de la educación en las instituciones de enseñanza superior –en particular las públicas– no es un mandato, pero sí una exigencia de la sociedad, por lo que la División de Ciencias Naturales e Ingeniería asume estos procedimientos como una obligación.
El Director de esta instancia académica expuso que con la medida “cumplimos una de las metas que nos hemos trazado: generar participación y cambio”, por lo que celebró “la oportunidad de realizar proyectos y trabajo compartido con el esmero y la voluntad de nuestros estudiantes, que han hecho posible la construcción de un quehacer de superación y confianza para edificar un futuro basado en las cualidades esenciales de su proceso académico y profesional”.
La Licenciatura en Matemáticas Aplicadas fue pionera en el ejercicio de reflexión en detalle que consolidó un programa educativo de excelencia cuyo desempeño se cristalizó de tal forma, que los mecanismos de enseñanza-aprendizaje se comprenden, diseñan y aplican para la obtención de beneficios y productos valiosos y de utilidad para la sociedad.
Los jóvenes tienen la oportunidad de cursar estudios con reconocimiento nacional por sus estándares curriculares, la habilitación de la plataforma docente, los esquemas de movilidad y las posibilidades de insertarse en el mercado laboral al concluirlos, ya que “los empleadores saben que formamos profesionales con las cualidades indispensables para desempeñarse con eficiencia en su disciplina”.
La doctora María Esperanza Guzmán Ovando, presidenta del CAPEM, manifestó que estas revisiones constituyen un medio para distinguir y asegurar la calidad de la educación superior y son resultado de mecanismos de evaluación y seguimiento sistemático solicitado de manera voluntaria a través del Rector para verificar el cumplimiento de las funciones universitarias.
Esto permite adquirir información fehaciente y objetiva, de modo que también califica y certifica ante la sociedad la excelencia de los recursos humanos y los procesos que sostiene”; por consiguiente, la Institución es la primera responsable y aseguradora de las cualidades de la oferta educativa y representa “el esfuerzo colectivo de la comunidad universitaria para rendir cuentas a sí misma y a la población”.
La acreditación expresa el reconocimiento formal y público –por una entidad externa– de los avances del programa académico en el cumplimiento de su misión y propósitos declarados, satisfaciendo criterios, indicadores y estándares establecidos por un organismo evaluador guiado a su vez por otro superior, que en el caso de México es el Copaes.