El caso Orucuta, otro drama por negligencia arriba del ring

Felipe Orucuta y Jonathan Rodríguez pelearon el 7 de junio último por el título regional supermosca. En el round 10 fue parada la pelea porque el primero ya no respondía. Segundos después cayó a la lona… Personajes y especialistas que conocen el caso advierten que hubo irregularidades de los organizadores y de las autoridades del boxeo, como permitir el combate pese a que Rodríguez estaba marcadamente pasado de peso. Orucuta sobrevivió, pero jamás volverá a calzarse un par de guantes y subirse al ring.

POR RAÚL OCHOA Y FRANCISCO CASTELLANOS , 28 JULIO, 2019, REPORTAJE ESPECIAL. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Felipe El Gallito Orucuta, de 33 años, y Jonathan Titán Rodríguez, de 25, ya se conocían y se habían golpeado. En algún momento de sus carreras compartieron sesiones de sparrings.El destino los enfrentó arriba del ring el 7 de junio último. En el Centro de Convenciones Azul de Ixtapa Zihuatanejo ambos pelearon por el título regional supermosca, avalado por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB). La afición no lo sabía y Orucuta (quizá) tampoco, pero el combate se realizó en condiciones desiguales.

El réferi Rafael Saldaña paró la pelea en el décimo asalto porque El Gallito ya no respondía ante los golpes de su enemigo… Segundos más tarde, el originario del Estado de México azotó sobre la lona y la conmoción sacudió el ambiente en la improvisada arena.

Daniel Axinecuilteco, médico general de Zihuatanejo, fue asignado para supervisar la integridad de los pugilistas. Corrían los primeros minutos del drama cuando sorpresivamente apareció Isabel Radilla, trabajadora social del Hospital Regional de Zihuatanejo. Preocupada por el estado de salud del boxeador, descendió de las tribunas para brindar su apoyo.

La trabajadora social cuenta que cuando llegó al ring encontró a Orucuta “prácticamente muerto”. Como pudieron, Axinecuilteco y Radilla lo regresaron a la vida y trasladaron al Hospital Regional de Zihuatanejo donde le indujeron el coma y fue operado de emergencia para extraerle un coágulo de sangre formado en el cerebro. El médico que lo recibió dijo que ya no había nada más que hacer y que el peleador se iba a morir.

Entonces, Radilla intervino de nuevo y convenció a un hermano del pugilista para que fuera llevado a un lugar donde lo atenderían mejor. El Gallito fue trasladado a Uruapan.

“Queríamos moverlo a otro lugar porque en Ixtapa no contamos con un neurólogo”, comenta la trabajadora social en entrevista.

Si Orucuta aún vive es en gran medida por las gestiones que Radilla hizo ante las autoridades municipales para facilitar los traslados y la atención médica. La mujer explica que el boxeador comenzó a convulsionarse y luego sufrió un infarto antes de ser retirado del ring. “El doctor Daniel lo sacó, después lo pudimos mover al hospital porque prácticamente ya se había muerto en el cuadrilátero”.

Radilla aclara que los costos de la ambulancia, las medicinas y los honorarios del médico especialista fueron cubiertos por el alcalde de Zihuatanejo, Jorge Sánchez Allec. Agrega que en la noche en la que El Gallito estuvo internado en el hospital regional unas personas, presuntos organizadores de la pelea, se presentaron sólo para preguntar por la salud del boxeador y para pedir gasolina para sus vehículos.

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De acuerdo con quienes lo atendieron, la operación del boxeador salió bien. Estuvo 10 días en terapia intensiva, pero no hablaba. Tres días después ya balbuceaba y se movía algo. El médico le quitó una parte del cráneo y se lo colocó en las costillas para cuando lo ocupe, “porque va a volver a necesitar que se lo coloquen”.

“Danos chance de hacer la pelea”

La génesis de la tragedia ocurrió en la víspera del combate. En la ceremonia del pesaje, integrantes del equipo de Felipe Ocuruta se dieron cuenta de que su rival, Jonathan Rodríguez, no dio el peso supermosca (entre 50.802 kilos y 52.163). Ni siquiera pudieron corroborar el peso real del oponente porque, dijeron, la báscula fue “movida”.
La gente de El Gallito objetó el combate porque, además del pesaje, a Rodríguez lo vieron con “notorio sobrepeso”.

Uno de los testigos que pidió el anonimato, por temor a ser vetado de por vida del boxeo profesional, dijo que en esas condiciones no se podría realizar la pelea.

Varias personas que estuvieron presentes en el pesaje señalaron que Iván León, organizador de combates para la empresa Promociones del Pueblo, le dijo a uno de los integrantes del equipo de Orucuta: “Danos chance de llevar a cabo la pelea (…) La televisora (Foxsports) se puede molestar. Te vamos a pagar el forfait (indemnización por sobrepeso)”.

En respuesta, la gente de El Gallito pidió saber el peso real de Rodríguez. “Si quieren la pelea, el contrincante debe presentarse el día de la contienda con el mismo peso que dio hoy”.

Sin embargo, ni el organizador ni la Comisión de Box y Lucha Profesional de Zihuatanejo llevaron una báscula el día del enfrentamiento. Lo confirma otro testigo: “Nunca se hizo, nunca estuvo la báscula. No se supo cuánto pesó Jonathan porque movieron la báscula y sólo se limitaron a dar verbalmente el peso”.

El anunciador oficial de la pelea tampoco informó al público de la situación. Las reglas del CMB, en su apartado de “Pesajes Seguros”, indica que “en caso de que un boxeador exceda cualquier límite de peso indicado, el CMB podrá, por la seguridad del boxeador o de su oponente, revocar o negar su sanción de la pelea, además de cualquier otra acción disciplinaria, según lo considere apropiado a su discreción”.

De acuerdo con la información recabada, la función fue organizada por Iván León y Juan Carlos Contreras, de Promociones del Pueblo, y por representantes de la empresa 2M Promociones.

Pronóstico reservado

Para Fausto García, expromotor de boxeo profesional y director del Gran Hospital Roma donde Felipe está internado, de nada sirven los 30 mil pesos que se pagaron por concepto de forfait.

En entrevista, reflexiona que nada justifica que una joven promesa pierda la vida por negligencia.

“Se equivocaron quienes permitieron un combate entre peleadores con una marcada diferencia de peso. Sé que en el caso de Orucuta, además, no se siguió un protocolo de actuación.”

García agrega que recientemente se realizan peleas de box sin medidas de seguridad. “Hay personajes a los que les importa muy poco la integridad física del boxeador. A cambio de dinero, realizan funciones con altísimos rangos de riesgo, como en el caso de Orucuta. Se pudo evitar su tragedia. Es importante siempre manejar pesos, experiencias y edades similares”.

Respecto del estado de salud del boxeador, García explica que ya salió del coma inducido y que su vida está fuera de peligro. “Ya está despierto, comienza a moverse e interacciona con quienes lo visitan; reconoce a las personas y saluda. Va muy bien”.

Sin embargo, advierte que aún no es posible determinar qué secuelas tendrá. De acuerdo con los especialistas consultados, podría perder 60% de su movilidad corporal.
“Sin que salga del estado de gravedad, vemos una evolución en Felipe y la parálisis de su cuerpo derecho está superada. En unas semanas o en tres meses podríamos ver cómo va a quedar, siempre y cuando no dejemos de trabajar con él la rehabilitación neuromuscular.”

Los médicos coinciden en que necesitará mucha terapia porque “casi no la cuenta”. Pasaron seis horas entre su desvanecimiento en el ring y la operación. “Esperemos que le den mucha terapia y atención; de lo contario, quedará como un bebé”.

Respuesta del CMB

Proceso solicitó al Consejo Mundial de Boxeo, que preside Mauricio Sulaimán, su posición sobre el caso Orucuta y por qué se realizó la pelea, pese a que el oponente subió al ring con sobrepeso.

También se le preguntó a la organización si los pugilistas cuentan con un seguro médico y de vida.

El jueves 18, el CMB respondió por escrito: “Los protocolos médicos, de seguridad y administrativos implementados por el Consejo Mundial de Boxeo fueron cumplidos en tiempo y forma. No obstante, atendiendo a lo que ha sido siempre la máxima prioridad de nuestro organismo, salvaguardar la salud y bienestar de todos los boxeadores, estamos recabando información y documentación para su análisis y resoluciones finales”.

La organización rechazó hablar del estado de salud “de nuestro querido Felipe Orucuta”, alegando una “solicitud de discreción y confidencialidad” hecha por la familia del boxeador.

El mismo jueves, el presidente de la Comisión de Box y Lucha Profesional de Zihuatanejo, Miguel Ponce Terrazas, explicó a este semanario que, como comisionado local, personalmente realizó el pesaje oficial de toda la función. “En particular, esa pelea la hacemos con más cuidado porque son estelares y de campeonato, pero ese combate fue sancionado” por los oficiales del CMB.

Aseguró que estuvo en el estrado donde se colocó la báscula. “Si alguien asegura que hubo una manipulación de la báscula, no lo sé. En el momento que llegué nadie tocó la báscula. De hecho, ninguno de los dos muchachos vino pasado de peso. Estaban abajo del límite. La única observación que hubo fueron los 500 gramos que Jonathan pesó de más. Tengo la certeza porque lo hice personalmente”.

Oficialmente, Felipe Orucuta pesó 51.500 kilogramos contra los 52.100 de Jonathan Rodríguez.

También fue contactado Iván León, señalado por insistir en la realización de la pelea cuando se descubrió el sobrepeso de Rodríguez. El organizador rechazó haber intervenido en la ceremonia del pesaje. Eso le corresponde al CMB, dijo.

Cuando se le mencionó que varios testigos lo escucharon ofrecer el pago del forfait al equipo de El Gallito, León respondió: “No puedo forzar a nadie a pelear”.

Este reportaje se publicó el 21 de julio de 2019 en la edición 2229 de la revista Proceso

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